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Cuento Ganador...

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"Ninguna Parte” Son las diez y media de la noche, cuando al fin Harold abre sus ojos, advierte que ha salido del coma diabético que lo confinó a la sala de cuidados intensivos por diez días, hasta que lo trasladaron a la habitación 246. Sin esperar mucho tiempo, se desconecta de todos los aparatos médicos. Se levanta de la cama. Se cambia de ropa y sale a la calle visiblemente alegre por la puerta principal del hospital, no sabe dónde ir, cuando súbitamente una niña con actitud muy vivaz lo llama; se comunica y hace amistad con él, y le dice que lo tiene que llevar a un lugar.  Conduce a Harold a un sitio de comida rápida, van, ordenan algo de comer y se sientan a la mesa; cuando de pronto a la mitad de la cena, Harold se percata de que no ha pagado la cuenta, busca afanosamente en su billetera algo de dinero o alguna de sus tarjetas de pago; pero su esfuerzo es infructuoso, la niña jubilosa celebra: -¡Bienvenido a “Ninguna Parte”!, -¡Bienvenido a “Ninguna

Dadivoso / Excelencia

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Abro los ojos temprano… y aunque en un momento no me acuerde de ti: “He allí Tú estás”…  cerré los ojos anoche y cuando los abrí ya era de día… Te  doy gracias cuando me regalas estas experiencias: Nunca te ausentas… dadivoso… Saliendo del marasmo del sueño interrumpido por mi reloj biológico, lavo mi rostro desencajado por el profundo dormir que me regalas. Y “He allí Tú estás…”.   Ensucio mis ropas y el espejo con la crema dental y me doy cuenta: “Sigues estando allí”… Voy corriendo a prepararme un café para entrar en "estado de alerta": Y me doy cuenta…   Pero no estás aquí, allí o más allá. Estás dentro de mí… en mi Alma, Mente, Conciencia y Corazón.  En mi Razón o sin Razón… simplemente en mi Cerebro… en la totalidad de mi cuerpo… Te doy gracias porque respetas mis debilidades, que son muy cuantiosas. Te busco, me encuentras… nos vemos y nos besamos: nos abrazamos: te necesito, me necesitas.  En fin ya no hay barreras, ni secretos que oculten lo

El Éxodo Interior...

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Éxodo Interior: El Señor se acordó de mí… Ya el Señor D-os ha castigado a Faraón y Egipto con todo su Poder y severidad.  En Egipto yo tenía buena comida y otras  cosas nada despreciables.  Además de los ídolos a los cuales adoraba… amén de unos buenos latigazos, mientras construía con mucho esfuerzo monumentos fantasmas… Ahora estoy ante la inmensidad del Mar Rojo y un sol implacable que me maltrata con la sed sofocante: Moisés hace que se abra el Mar Rojo para que yo pase por éste… Faraón y los suyos me persiguen y huyo corriendo solo y angustiado sobre la tierra seca… pero ya todos sabemos que nuestros enemigos se ahogan porque Dios así lo dispuso… Estoy en pleno desierto y tengo dos opciones (o devolverme hasta el Edén… y vivir en el Paraíso para siempre: si me dejan entrar, mucho más atrás de donde comenzó este relato): o avanzar una vez a salvo: Y dirigirme a la Tierra Prometida. Opina un sabio que en este Éxodo Interior: no tengo pecados porque no ha s