El Éxodo Interior...
Éxodo
Interior: El Señor se acordó de mí…
Ya
el Señor D-os ha castigado a Faraón y Egipto con todo su Poder y
severidad. En Egipto yo tenía buena comida y otras cosas nada
despreciables. Además de los ídolos a los cuales adoraba… amén de
unos buenos latigazos, mientras construía con mucho esfuerzo monumentos
fantasmas…
Ahora
estoy ante la inmensidad del Mar Rojo y un sol implacable que me maltrata con
la sed sofocante: Moisés hace que se abra el Mar Rojo para que yo pase por
éste… Faraón y los suyos me persiguen y huyo corriendo solo y angustiado sobre
la tierra seca… pero ya todos sabemos que nuestros enemigos se ahogan porque
Dios así lo dispuso…
Estoy
en pleno desierto y tengo dos opciones (o devolverme hasta el Edén… y vivir en
el Paraíso para siempre: si me dejan entrar, mucho más atrás de donde comenzó
este relato): o avanzar una vez a salvo: Y dirigirme a la Tierra Prometida.
Opina
un sabio que en este Éxodo Interior: no tengo pecados porque no ha sido
promulgada, aceptada o internalizada la Ley Pura e Intacta en mi Alma y
Corazón: Y en tal caso, cuando siga avanzando (ya que en realidad volver atrás
solo puede ser un ejercicio imaginario), abrazaré la Torá… mi alma y mi
corazón anclado en mis ancestros me dicen: sigue al Señor D-os, sigue al Señor
D-os, sigue al Señor D-os… CONVERSIÓN… Oye Juan: El Señor tu D-os, uno
es…